Hijo de Zoe - Capitulo 4

Ya habían pasado tres días desde su "nacimiento" y aun no había hecho nada que mereciese más atención de la necesaria. Se levantaba, comía, se limpiaba, charlaba con Neko, peleaba con Neko, jugaba a algunos videojuegos que tenia la gata, miraba la tenle y una novela que ya iba por la mitad.

—pero que aburrido es estar aquí, joder.

Estaba acostada, más bien despatarrada, en el sillón de la sala de televisión. Con la cabeza colgando y los pies para arriba sobre el respaldar. Neko la miraba con cansancio, desde un sillón a casi tres metros de distancia.

— Se supone que no tenes memorias, pero los insultos  no te los quita nadie.

—Si tengo, pero como que no...bueno cosa complicada —se sentó derecha para cambiar el canal que daban en la tele —ponme el canal 345, Chachi.

Inmediatamente la televisión cambió al canal nombrado.

 —gracias Chachi. 

—rubia, boba — las orejitas de Tachi se encresparon al escuchar eso.

 —¿se supone que es un insulto? digo, como que no me describe de mal forma, rubia no es malo y de boba no tengo ni un pelo.

—porque tu cerebro no lo puede procesar del todo. — Neko estiró la espalda con una sonrisa.

—claro, es demasiado avanzado para tan primitivo lenguaje — la sonrisa de la ratona apagó la de la gata.

 La puerta de la sala se abrió y entró Maurissio con una libreta en mano y varias lapiceras en la otra, una mueca de desesperación ocupaba su rostro. Tachi, sin saber por qué, se preocupó.

—Tenemos puertas automáticas, patinetas que flotan, electrodomésticos que funcionan a voz y ninguna lapicera azul.

 Se sentó con pesadez al lado de Neko y esta se alejó. Tiró todas las lapiceras en una mesita ratona que había, en medio de los sillones y la tele, y apoyó sus codos en sus rodillas sosteniendo su cabeza en sus manos.

 — Usa lapicera negra o digitalízalo —con obviedad Neko se paró e hizo un gesto a Tachi que le dejara lugar en el apoyabrazos de su sillón.

—Yo tengo lapiceras de todos los colores si quieres. —Tachi tomo una bolsa de la mesita y la sacudió haciendo sonar las cosas que había dentro, lapiceras, lápices, fibras y crayones.

—¿Azul? —la miró con algo de esperanza levantando el rostro.

—No, se me acabó, pero — el hombre volvió a su posición — tengo celeste y violeta.

—¿Qué problema tenes  con los colores, eh? —Neko enrolló un mechón de su pelo en un dedo y lo miró con fastidio.

—No es mi culpa, Danne dice que tengo que rellenar esto y estaba usando lapicera azul pero se me acabo y le fui a preguntar si podía hacerlo con lapicera negra, pero me dijo que no, y si lo hacia tendría que volver a hacer todo el papeleo de nuevo con lapicera negra —lloriqueo sacudiendo el manojo de papeles que había en la libreta.

—Y pide uno nuevo —la rubia dijo con calma pero el sollozo repentino del mayor la asustó haciendo que se escondiese detrás del hombro de su compañera.

—Tendría que ir al centro de nuevo, pedir cita, explicar porque necesito estos papeles y no puedo hacer nada en red, todo a papel, a mano y en persona.

—Que fastidio — Tachi se paró y de su bolso sacó la lapicera celeste y la negra. Hizo señas a  Maurissio para que se acercara y le diera los papeles.

 El mayor le dió los papeles con curiosidad y ella los dejo en la mesita, uso el espacio donde ponía "fecha:" para escribir. Puso el numero entero en celeste y luego repasó despacito con negro, dejando que pareciera azul. Maurissio, emocionado, tomó las hojas y las dos lapiceras que Tachi le prestó, y salio, feliz y agradeciendo, de la sala.

—Por fin se fue el pesado ese — Con cara de fastidio, se volvió a sentar en su sillón grande, Tachi volvió al suyo con una sonrisa y mostrándole cuatro lapiceras, celestes y negras, de mas.

Tachi se sentía feliz por haberle ayudado, aunque no entendía muy bien que había pasado. Neko no sacó su cara de fastidio en ningún momento.

—Cambia de canal, Chachi.

El sonido de la tele, al cambiar de canal, fue interrumpido por el sonido de la puerta abrirse.

Danne pasó y le tendió  a las dos chicas un papel con varias cosas escritas. 

—Hola Danne, ¿y esto?.

Tachi miro el papel y logro identificar el nombre de varios tipos de comida, cosas de oficina y unas prendas, escritas en letra bonita.

— Necesito que vayan al centro y recojan estas cosas, están todas pagas pero tengo que ir a buscarlas y para eso estarán ustedes. —con una sonrisa, señaló al papel.

— No somos tus esclavas — Neko le tendió de vuelta el papel pero la mujer se lo rechazó.

— Técnicamente si.

Tachi ignoró la cara resignada de Neko y miró el pecho de la pelinegra, en el bolsillo de la bata que traía puesta, reposaban dos lapiceras azules.

—¿Maurissio no estaba buscando lapiceras azules? —señalo las lapiceras y las otras dos siguieron la vista.

—Ah, si, pero el tonto estaba tan nervioso que no las vió y como no las pidió no se las di. —Danne y Neko se rieron, Tachi también sonrió, pero le dio un poco de penita el hombre.

—Bueno, entonces iremos al centro— la gata se guardó el papel en el bolcillo de su vestido rosa y se paró —vamos rata de alcantarilla.

 La rubia se paro de un salto y siguió a las dos hacia afuera de la sala.

—¿Qué es el centro? — pregunto ya cuando estaban en las puertas del edificio, Neko la miro sin dejar de sonreír y solo le tomo de la mano para arrastrarla para afuera.

—Será mejor que te explique cuando estemos allí, y hacemos las dos cosas a la vez. 

 La ratona solo asintió y se dejo llevar por la otra chica.